miércoles, 8 de septiembre de 2010

"Mientras tanto..." La invasión en el Alto Valle

El Eternauta, la obra de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López que puso a la Argentina en el mapa de la historieta mundial, contó una invasión alienígena sobre Buenos Aires.

Por primera vez, las viñetas mostraron el avance de seres extraterrestres en un ambiente que nos resultaba conocido.

Las imágenes cambiaban el Golden Gate por el estadio de River; en lugar del Empire State aparecía el edificio del Congreso argentino; el Central Park era sustituido por Plaza Italia.

Eso sólo marcó una transformación extraordinaria, aunque hubo más. Porque el modo narrativo tradicional, formateado por el culto norteamericano al héroe individualista, era trastocado por la emergencia de lo coral, el “héroe colectivo” o en grupo que definía el propio Oesterheld en la presentación de la obra.

Pero si la escenografía tradicional recreada en cientos de películas y comics cedía el lugar a locaciones menos habituales, como las porteñas, aún había otras fronteras que podían ser atravesadas.

Néstor Confalonieri, Mario Diez y Guillermo Serafín son algunos de los artistas que cruzaron los límites.

Admiradores confesos de El Eternauta y conocedores de que aquella invasión precedida por una nevada mortal no había afectado solo al Río de La Plata, decidieron imaginarse lo que pudo haber ocurrido más allá de la General Paz.

Sus textos pictóricos nos muestran los efectos devastadores que la invasión provocó en el Alto Valle rionegrino, donde las ropas aislantes para protegernos de los copos letales bien pudieron haber sido aquellas que visten los fumigadores.



La muestra se titula “Mientras tanto…”, denominación que no cuestiona los hechos narrados por Oesterheld y Solano López, pero que sugiere que, al mismo tiempo que Buenos Aires y sus alrededores caían bajo el dominio del invasor, otras regiones también corrían idéntica suerte.

Es dable pensar que las escenas heroicas protagonizadas por un obrero metalúrgico del Gran Buenos Aires habrán tenido algún correlato en las de algún cosechador de fruta de nuestra región. Y que las miserias de aquellos que en Vicente López buscaron aprovecharse de las circunstancias en beneficio propio también podrían verse reflejadas en las correrías de algún vecino sinvergüenza de Roca, Allen o Villa Regina.

En el trabajo de Serafín el escenario metropolitano de las Barrancas de Belgrano es reemplazado por el puente que une Cipolletti y Neuquén. No se trata solo de una permuta de paisajes; es la aguda conciencia del artista acerca del carácter estratégico de ese paso.




Tanto, tal vez, como el puente sobre el canal grande sobre la calle San Juan, en Roca.

Como confirmación de esa valoración, cabe recordar que allí mismo se enfrentaron habitantes de los barrios norteños de la ciudad y efectivos del cuerpo BORA de la policía rionegrina durante las puebladas que inauguraron este siglo.

La composición del cuadro de Guillermo Serafín nos recordó aquellos sucesos y volvió a comprobar la capacidad del arte fantástico para actuar como alegoría de la realidad.




ESTAS Y OTRAS OBRAS DE NESTOR CONFALONIERI, MARIO DIEZ Y GUILLERMO SERAFIN ESTARÁN EN EXPOSICIÓN DURANTE LAS JORNADAS SOBRE LO FANTÁSTICO EN LOS ARTEFACTOS CULTURALES (GENERAL ROCA, 7 AL 9 DE OCTUBRE DE 2010)
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