domingo, 12 de septiembre de 2010

Arthur Miller, la fantasía y el teatro

Por estos días en que la cartelera teatral de Buenos Aires exhibe varias obras de Arthur Miller, resulta sugerente repasar algunos de los conceptos que el dramaturgo estadounidense formuló acerca de la ecuación realidad-fantasía.

En la introducción que escribió para varias de sus piezas teatrales, Miller sostiene que las obras que están preocupadas por contestar la mayor cantidad de preguntas comunes que resulte posible son las que establecen una mayor conexión con la realidad (1).

Pero la representación teatral (así como la de otros artefactos culturales) no sólo se valida cuando responde interrogantes, sino también cuando es capaz de generarlos. La pregunta ha sido siempre un elemento que desencadena búsquedas y procesos reflexivos y es, por lo tanto, un recurso valioso para la dinamización social. Y los interrogantes no sólo pueden referirse a cuestiones comunes sino también a aspectos más trascendentes o, incluso, extravagantes o asombrosos.

También son realistas –sostiene Miller– aquellos trabajos en los que el centro del drama es ocupado por la trayectoria de una persona más que por el detalle de sus motivos.

La exploración motivacional puede abismarnos en retratos inauditos, sorprendentes, extraordinarios, que desbordan las biografías adocenadas e insípidas que suelen ofrecernos los textos despojados de fantasía.

Por otra parte el tiempo también es determinante en esta cuestión. Dice Miller que cuando el tiempo se idea y utiliza para comunicar un transcurso natural de horas, días o meses, se impone un estilo que tiende hacia el realismo.

Para el autor de “Panorama desde el puente” la verdadera licencia para estilos no realistas puede alcanzarse cuando la acción se libera de tal modo que en un instante maduran procesos que en la vida real tomarían años.

En ese sentido, ilustra con sus propias obras: mientras "Las brujas de Salem" responde al tiempo natural, "La muerte de un viajante" desbarata el reloj y el calendario. "La compresión del tiempo -consigna Miller- destruye el estilo realista no solo porque viola nuestro sentido de la realidad, sino porque al suprimirse el tiempo se subraya un elemento de la existencia que no es visible en la vida o que por lo menos no se experimenta con una intensidad equivalente".

EN NUESTRAS JORNADAS SOBRE LO FANTASTICO EN LOS ARTEFACTOS CULTURALES TENDREMOS UN SEGMENTO DEDICADO AL TEATRO. ESTARA A CARGO DEL COLEGA JUAN RAUL RITHNER. EN UNA PROXIMA ENTRADA PUBLICAREMOS MAS DETALLES ACERCA DE SU PRESENTACION. SEGUI LOS ANTICIPOS DE LAS JORNADAS DESDE AQUI.


(1) Esta y las siguientes referencias a Miller están tomadas de la edición de “Teatro”, publicada por la Compañía General Fabril Editora. Buenos Aires. 1964.

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