jueves, 12 de agosto de 2010

Los artefactos culturales

Cumplimos con el anuncio realizado en el posteo anterior y nos dedicamos en esta entrada a los artefactos culturales.

Una distinción no tan antigua como suele creerse ha pretendido colocar en polos opuestos el arte culto y el arte popular. Algunos teóricos piensan que esa diferenciación no puede retrotraerse más allá del siglo XX.

El primero de los extremos ha estado reservado a las expresiones bendecidas por las academias y celebradas en cenáculos de privilegiados entendidos. El arte popular, por su parte, encontró cobijo en el gusto de sectores más amplios de la sociedad.

El arte culto cuenta entre sus exponentes a las “bellas artes”, es decir aquellas disciplinas cuya finalidad es expresar cánones consagrados de belleza, como la escultura, la pintura, la literatura, la danza o la música.

El arte popular, más allá de que la expresión desborda actualmente el original sentido de los productos concebidos por autores anónimos, circula de manera menos restringida. Si el culto es un arte apreciado por las élites, el popular encuentra públicos más vastos y rompe con el exclusivismo de las clases acomodadas. No obstante, entendemos que relacionar al arte popular con una exclusiva dimensión cuantitativa es incurrir en un brutal reduccionismo, dado que también involucra criterios tan significativos como los de naturaleza política, ideológica, estética o social, entre otros.

Un teatro que alguna vez fue popular, como el de Shakespeare, hoy forma parte claramente de las manifestaciones de la alta cultura. Y algo similar ocurre con algunas composiciones musicales. Pero eso no significa que la dramaturgia o la música no tengan hoy ejemplos populares.

En ambos polos, los productos se expresan a través de “artefactos” cuya función básica es coordinar la comunicación y la interacción entre los seres humanos y el mundo físico.

Los artefactos culturales poseen una doble dimensión, material e ideal (es decir, conceptual o simbólica). De ese modo no solo permiten actuar sobre el mundo, sino que también funcionan significativamente.

A lo largo del siglo pasado las tecnologías aplicadas a la información y la comunicación (TIC) posibilitaron la aparición de algunos artefactos con singular capacidad de penetración popular, que se filtraron rápidamente en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana.

Por esta razón las TIC son más que meros soportes instrumentales de información. Hoy constituyen herramientas simbólicas que promueven nuevas construcciones culturales.

El cine, la radio, la televisión y toda la gama de producciones que aloja Internet son artefactos culturales que demandan estudios sistemáticos. Y, junto con ellos, aquellos cuya matriz no es tan tributaria de los avances tecnológicos modernos: los libros, la música, las pinturas, las historietas. En ellos podemos encontrar desde la Mona Lisa hasta los murales del Chelo Candia; a Plácido Domingo y a las cantoras mapuches; a Bergman y a Bugs Bunny; a Borges y a los poetas de barrio; a Beckett y a Dolina.


2 comentarios:

  1. hola, me podrías decir algún ejemplo de artefacto cultural de hoy en día? Gracias
    xxx

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  2. un graffitti callejero, ahi tienes ilustrado un perfecto artefacto cultural, una porcelana capodimonte y mas aun si es heredada, trasciende los limites físicos!

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