¿Será que la realidad toma conceptos de la fantasía?
¿O acaso la fantasía anticipa a la realidad?
En los artefactos culturales encontramos muchas muestras que pueden leerse en ambos sentidos.
En 1966 la primera saga de “Viaje a las estrellas” mostraba unos adminículos singularmente parecidos a los actuales teléfonos celulares. Mientras tanto, Spock trabajaba en su computadora introduciendo unas tarjetas cuadradas que anunciaban a los ya fallecidos diskettes.
En ese mismo año, Julio Cortazar publica "Todos los fuegos el fuego", libro de cuentos que incluye el relato La autopista del sur. Ese texto cuenta un colosal embotellamiento en la autopista entre Fontainebleau y París. El atasco se extiende durante varios días, al punto de crear las condiciones para que se vaya estructurando una pequeña comunidad de viajeros en la que saldrán a la luz las grandezas y miserias de sus integrantes.
Casi medio siglo después la fábula de Cortazar se torna real en China, donde un monumental embotellamiento lleva ya diez días y amenaza con prolongarse. Según la información de agencias noticiosas internacionales, la situación se originó por la construcción de un camino en Beijing que no se completará sino hasta mediados del mes próximo.
Una fila interminable de vehículos que alcanza los 100 kilómetros avanza a poco más de un kilómetro por día.
Los automovilistas atascados pasan el tiempo durmiendo, caminando por los alrededores o jugando a los naipes o al ajedrez.
Mientras tanto, los aldeanos locales se han hecho literalmente su agosto vendiendo fideos de cocción inmediata, almuerzos y bocadillos, ofreciendo su mercancía en bicicleta entre los vehículos estacionados.
¿La realidad se copia o la fantasía es visionaria?
Podríamos mencionar aquí también a Isaac Asimov y sus relatos futuristas, en los cuales se hace referencia a muchas cosas que antes no existían y que sin embargo actualmente son "moneda corriente".
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