miércoles, 14 de julio de 2010

Radio: cuando la fantasía está ausente


La fortaleza expresiva de la radio se ve mortificada por cierta tendencia a asumir como inevitable la "dictadura de la realidad". La dependencia absoluta del continuum noticioso que se verifica en muchas estaciones no permite la construcción de textos sonoros tributarios de la ficción o la fantasía.. Sin ellos, la radio contemporánea hace una inopinada renuncia a su formidable habilidad de contar. Recuperar la capacidad de relato aparece como una instancia necesaria para darle mayor tonicidad a un medio extraordinariamente competente en el arte de desgranar historias.

La radio ya tiene incorporado el discurso de la racionalidad instrumental. Ahora es necesario que integre el discurso de la racionalidad expresiva, para quitarse austeridad combinando el discurrir cognitivo de la razón con la voluntad de espectáculo que habita en los textos que no se avergüenzan de las emociones y las sensaciones.

La radiodifusión debe atrevérsele a la edificación de nuevas poéticas sonoras que sólo podrán cimentarse sobre los escombros de la tarea rutinaria, reiterativa; esa que, de tan esperable, no guarda lugar para la sorpresa ni espacio para el asombro.

La radio necesita audacia para reinventarse, antes que la reconfiguración le venga impuesta desde afuera. Puede confiar en que su exploración será lealmente acompañada por un público que le ha dado sobradas muestras de su fidelidad. Particularmente por esos oyentes que poseen una sed de aventuras que no son capaces de saciar los discursos desnudos de arte.

La nueva radio tendrá un fuerte componente estético o no será nueva y, tal vez, ni siquiera radio.

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