martes, 6 de julio de 2010

Fantasías en el diseño urbano


En el Centro Georges Pompidou de París se encuentra actualmente en exhibición la muestra Dreamlands, que nos propone una reflexión acerca de cómo las fantasías e, incluso, los sueños más delirantes, han impactado sobre el desarrollo urbanístico de las ciudades.

La presentación repara especialmente en la influencia que las exposiciones universales y los parques temáticos han tenido sobre el diseño citadino. Algunos casos, como los de Las Vegas o Dubai son reales y paradigmáticos y otros se refieren a ciudades ficticias como Kandor, en Krypton, el planeta natal de Supermán.

En el caso de la ciudad estadounidense –uno de los íconos característicos del siglo pasado– la mirada del visitante asiste a una arquitectura en la que la excentricidad ya ha sido vencida por la megalomanía de una acumulación decorativa sin límites. Como prueba de ello, la capital de Nevada ofrece un amontonamiento de réplicas que incluyen desde la Torre Eiffel hasta la Esfinge de Luxor o la Victoria alada de Samotracia.

A la manera de un óasis en medio del desierto, Dubai –prefiguración modélica del siglo en curso– también puede fulgurar como los espejismos que en esas geografías desoladas sorprenden los sentidos del viajero. Allí se erigen, desafiantes, un edificio torre de 800 metros de altura y otro que semeja una gigantesca vela marítima y amenaza desplazar la pequeña islita en la que fue montado.

En realidad, más que inspirarse en parques temáticos, estas ciudades pretenden constituirse todas ellas en uno enorme. Un espacio con aspiraciones utópicas en el que los límites de la realidad se tornan imprecisos.

Los modelos inspiradores exaltan el poder económico y las ciudades dejan de pertenecer a sus habitantes, caracterizados como consumidores antes que de otro modo.

"Dubai muestra que los sueños pueden convertirse en realidad, pero ¿es una realidad deseable?", se pregunta en la red un arquitecto español.

Y un consultor en urbanismo establece una relación con El Show de Truman, la película que narra la vida del personaje en una urbe idílica, pero de la que no puede salir. "Lo más inquietante es que esta ciudad no era un decorado, existe en Florida. Son ficciociudades, donde no hay intercambios entre personas, donde te prometen el paraíso. Se echa la culpa a los dirigentes, pero la sociedad también busca ese lugar idílico".

La propia exposición parisina contiene sus espacios críticos. El artista franco-argelino Kader Attia los refleja a través de obras oníricas que representan una visión apocalíptica del consumismo occidental. Estos “depósitos de gente” representados con heladeras, son una clara muestra de ello:

El propio Centro Pompidou recuerda que la Compañía Walt Disney desarrolló a mediados del siglo XX el concepto del "imagineering". Se trata de la ingeniería del imaginario de un nuevo género que subordinaba el programa arquitectónico a un relato, a una historia, a una ficción. Estas son las recetas que utilizan para su desarrollo ciudades enteras como Las Vegas, Shangai o Dubai. Una evolución que demuestra la porosidad creciente de lo real y de la ficción, conduciendo a la invasión contemporánea del "storytelling", en base al modelo anglosajón. Para el organismo francés, en la actualidad ese proceso nos alcanza a todos.

El Dreamland (mundo de ensueño) de la sociedad del ocio ha moldeado la imaginación, nutrido las utopías así como la creación artística, pero también se ha convertido en realidad: el pastiche, la copia, lo artificial y lo ficticio han sido transformados para engendrar a la vez el entorno en el cual se inscribe la vida real y se impone como nuevas normas urbanas y sociales, desdibujando las fronteras entre lo imaginario y la realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario