sábado, 29 de mayo de 2010

El final de Lost privilegió la fantasía

La serie que sostuvo un alto nivel de interés global durante seis temporadas llegó a su fin y ya han surgido los suspiros desconsolados de muchos de sus seguidores que se preguntan "¿y ahora qué hacemos?".
Ciertamente la pregunta ya debe estar generando en la mayoría de las factorías de textos audiovisuales una frenética búsqueda de reemplazos.
Cual modernos alquimistas, los guionistas de Lost combinaron elementos científicos (o pseudo científicos) y fantásticos en más de 120 episodios, aunque el cierre se decantó claramente por estos últimos. La opción estuvo relacionada con la centralidad que alcanzaron los personajes respecto de la misma isla, sobre la que se escamotearon resoluciones que con seguridad hubieran conducido al campo de la ciencia ficción.
Lost fue un claro ejemplo de texto global exitoso y, si las mediciones de audiencia de su doble capítulo final lo ponen a muy considerable distancia de los porcentajes alcanzados antes por las sit-coms Friends o Seinfeld, puede exhibir en cambio otras características que lo tornaron singular.
Una de ellas es la enorme ansiedad de un público que, en todo el mundo, se precipitaba a sitios de descarga en Internet sin esperar que la televisión tradicional (por vínculo aéreo, satelital o sistema de cable) pusiera en pantalla el correspondiente capítulo semanal.
Otro rasgo significativo es la recuperación que hizo de las dinámicas propias del folletín por entregas.
La experiencia de Lost -una de las que parecen dar razón a quienes sostienen que las mejores historias ya no se encuentran necesariamente en la producción cinematográfica, sino en las televisivas- ha generado debates intensos y de variado espesor sobre todo en foros virtuales.
Posiblemente esa energía concentrada haya menguado la atención a otros productos tanto o más dignos, entre los que vale mencionar Ashes to ashes, realización británica de la cadena BBC One que culminó en paralelo con la serie de los náufragos del vuelo Oceanic 815.
Las Jornadas sobre Lo fantástico en los artefactos culturales serán una buena ocasión para ocuparnos de éstos y otros textos audiovisuales.

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