domingo, 25 de abril de 2010

Fantasía y evolución

En nuestros días son muchos los catedráticos e investigadores que depositan en la ciencia sus expectativas de respuesta a preguntas como ¿Por qué leemos ficción?, o ¿por qué nos apasionamos tanto por personajes inexistentes?

En la Universidad de Yale, por ejemplo, está en desarrollo un proyecto para hacer escáneres cerebrales a 12 alumnos voluntarios mientras leen obras de diversa complejidad con el objetivo de saber qué las diferencia dentro de la mente humana[1]. El procedimiento ha recibido el nombre de Neuro lit-crit. A través de textos como En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, Otra vuelta de tuerca, de Henry James y Las Olas, de Virginia Woolf los científicos buscan estudiar qué regiones cerebrales se activan con la buena literatura.

Varios de los investigadores involucrados en esta investigación creen que existe una íntima relación entre la ficción y la teoría de la evolución. Blakey Vermeule, profesora de Lengua de la Universidad de Stanford, parte de la premisa de que la segunda tiene mucho que ver en nuestra pasión por la primera. Y Jonathan Gottschall, por su parte, sostiene que determinar el motivo de la fascinación de la gente por la ficción y la fantasía es como "crear el mapa del país de las maravillas[2]".

¿Estaremos haciendo un buen uso de nuestra fantasía a fin de garantizar la continuidad de nuestra evolución?


[1] Corral, Miguel: La ciencia busca en el cerebro por qué amamos leer. Diario “El mundo”. Madrid, 18 de abril de 2010.

[2] Cohen, Patricia: Cómo funciona la pasión por la fantasía y la ficción. The New York Times y Revista “Ñ”. Buenos Aires, 15/04/10

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